Romeo y Julieta

miércoles, 29 de octubre de 2008


Erase una vez en un circo ambulante una historia de amor imposible.
El 6 de abril de 1842 en dicho circo estaban de celebración porque Doña cigüeña había traído al mundo a dos hermosas criaturas: Romeo, hijo de trapecistas, y Julieta, hija de elefantes.
Pasaron los años y ambos crecieron sanos, guapos, fuertes y lo que era más importante: juntos y secretamente enamorados. Los dos eran felices pues aprendieron el oficio familiar que les permitía permanecer por toda una vida en el que les parecía el mejor lugar del mundo: el circo.
En él todo era alegría, magia, risas, en fin que os voy a contar que no sepáis…todo era felicidad. Siempre había algún niño al que sorprender, alguna niña a la que hacer reír y por si eso fuera poco, cuando tras función y función las fuerzas flojeaban, siempre había un payaso para arrancar sonrisas.
El circo contrató a un nuevo domador de elefantes. Un día este estaba entrenando a Julieta cuando Romeo llegó y se sentó a observar en las gradas.
-¿Quién es él?-preguntó el domador-.
-Mi novio Romeo- contestó orgullosa Julieta-.
-¡No digas tonterías!, los humanos y los animales no pueden ser novios.
Julieta se fue apenada a su camerino, durante varios días no comió ni salió de la cama. ¿Y si fuera verdad aquello que el domador le había contado? ¿Debería separarse de su trapecista Romeo?
Cuando ya no pudo más porque la pena le carcomía decidió hablar de aquello con el resto del circo.
-Julieta ¿qué es eso que nos cuentas? –Preguntaron todos al unísono-.
Y el gran león, el más sabio y antiguo de la gran familia que el circo formaba le explicó:
-Julieta, si Romeo y tú os amáis de verdad no habrá nada que os separe nunca, da igual lo que seáis. No imaginéis barreras que no existen. Además, esto es el circo, el lugar más mágico del mundo…lo que no sea posible aquí no lo será en ningún lugar.
De esta manera Julieta y Romeo vivieron juntos por siempre en su circo. Julieta se quedó embarazada y dio a luz en el mar. Porque como todo el mundo sabe, el agua es el mejor lugar para tener a un hijo. Y su padre el trapecista esperó paciente bajo el mar hasta que su hijo llegó flotando a su regazo.
Y ¿qué mejor lugar en el mundo para que viva un ser nacido de una elefanta y humano que en un circo? Todos felices y comiendo perdices.

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