Aire contaminado

jueves, 15 de enero de 2009


Se trata de los Robinson, una familia normal y corriente que vivía en una pequeña casa alejada de la ciudad. A el señor y la señora Robinson nunca les había entusiasmado las multitudes, el gentío y el ruido de las ciudades. Por ello habían decidido cambiar su residencia por un entrono más tranquilo en el cual criar a sus hijos.
El señor Robinson se despertó una mañana y notó un extraño olor, no sabía que podía ser pero no era nada agradable. De repente calló en la cuenta, a pesar de vivir en el campo y apartados de la ciudad...no cabía duda, había llegado hasta ellos, olía a contaminación. El aire se había impregnado de pestilencia, de contaminación. En el aire se podía respirar la muerte de la naturaleza, su putrefacción.
El nerviosismo se apoderó de él. Es lo que siempre había temido pero nunca se pensó que llegara. Desesperado cogió a toda su familia y la metió en la piscina. Sabía que la naturaleza lo amaba igual que él a ella, por lo tanto, esta le permitiría superar cualquier ley física y vivir bajo el agua. No podía dejar que su familia también se contaminara.
Una vez todos estuvieron sumergidos, los miró y sonrió aliviado. No sabía cuánto tiempo tenía, cuánto tiempo necesitaría el ser humano para acabar también con el agua. Pero de momento, se había librado del aire.

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