Elegancia

lunes, 5 de enero de 2009



Una tarde de invierno normal y corriente. Ellos, como estaban acostumbrados a hacer, daban un paseo antes de que la noche les sorprendiera.
Hacía frío, pero eso no impedía que ellos, la pareja perfecta, lucieran cual pincel. Él con traje y corbata, ella con un abrigo largo que ceñía su minúscula cintura.
Los años sí que habían pasado por ellos, pero a él esas canas le otorgaban de encanto, de un atractivo maduro e interesante. A ella la experiencia le otorgaba seguridad en su mirada, pisaba fuerte y todos a su alrededor al sentir sus pasos se volvían a mirarla.
Allá donde fueran llamaban la atención, destilaban elegancia. Los que los conocían discutían sobre si esta elegancia provenía de sus ropas, de la belleza que habían conservado pese al envejecimiento, de su estatus social...
Nada de ello era cierto, la elegancia, el saber estar, no entiende de edad, de modas o de clases sociales. Su forma de ser, de moverse, de hablar, de mirar...cualquier pequeño detalle en ellos era bello, sutil y envidiado. Nadie podía robarles eso.

0 comentarios: