El y su piano

martes, 18 de noviembre de 2008

Allí estaba él, con las entrañas de su amado piano en las manos buscando respuestas a su soledad, a su desolación. Años atrás todo había sido tan diferente…sus dedos, aunque faltos de experiencia, eran ágiles y finos. Ahora, sin embargo, estaban arrugados y con mil melodías que tocar para nadie.
Recordaba cuando se peinaba la cabeza y no la barba. Cuando su entrañable bigote sólo eran cuatro pelos. Cuando veía con sus azules y vivos ojos a aquellas muchachas reflejadas en la ventana, chiquillas que acudían a escucharle tocar y a fantasear deseando que aquellas habilidosas manos no sólo tocaran el piano.
Hacía algunos años que había comenzado a fumar en pipa, no por tener un aire más señorial como algunos pensaban, si no para cubrir con el humo el reflejo de la ventana vacío de risas y de juventud, vacío de todo.
Hoy mientras tocaba se percató de que otra melodía le acompañaba, era la lluvia golpeando en su ventana. Hacía semanas que no escuchaba ningún sonido que no surgiera de su piano. ¿Hace cuánto que no escuchaba la voz de otra persona? ¿Hace cuánto que no escuchaba la suya?
Estaba sólo, muy sólo. Su cara apenada: una mueca inexpresiva junto a unos ojos tristones se sumaban a los pliegues de su frente. Solo él y su piano. Aquel instrumento que a tanta gente había traído a su alrededor, le había traicionado, había atrapado su alma, tanto que había conseguido que se quedaran solos, el uno con el otro.Decidió abrir la tapa del piano, quizá para ver si la magia que este guarda y que atraía a gente se había esfumado, quizá para encontrar su alma enredada en las entrañas del instrumento y poder liberarla.

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