Tell me more

martes, 25 de noviembre de 2008



Dicen los que los conocían que se querían de verdad. Que no fue un amor de verano, que había algo más.
Otros, los más envidiosos, creían que todo era falso. Sólo una mentira.
Lo que es cierto es que la chica de pelo rubio y falda vaporosa conoció al chico de tupé y cazadora de cuero en una solitaria playa un inolvidable verano de los años cincuenta.
Desde entonces todo el mundo ha sido partícipe de su historia de amor. Unos la siguieron casi en directo. La mayoría se quedaron enganchados una tarde de domingo o de sábado. Otros la han sacado de alguna videoteca y los más modernos se la han bajado de algún programa de internet.
Todos han bailado las canciones en algún momento de su vida. Muchos se saben las coreografías de memoria y algunos se sorprenden de vez en cuando tarareando las melodías sin saber muy bien porqué.
La niña buena que un día se vistió de negro y perdió su inocencia cautivó a medio mundo y el chulo de instituto que se enamoró de la niña buena ganó en dulzura y ternura para conquistar al público.
Danny y Sandy se convirtieron en una pareja de moda a finales de los setenta y hoy, cuando se cumplen treinta años del estreno de una de las películas más famosas de todos los tiempos, son simplemente un clásico.

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