Carlomagno y Roldán

lunes, 29 de diciembre de 2008


En el afán expansionista de todos los imperialistas esta el de fagocitar todo el terreno inmediato al propio. Hasta que el bocado se vuelve muy grande. Y se atraganta.Al independizarse la Taifa de Zaragoza, Carlomagno se puso rumbo a ella y tras pasar por Roncesvalles llego al límite del reino zaragozano. Allí le dijeron que nones. Humillado retrocedió sobre sus pasos hasta llegar a la ciudad de Pamplona donde le dijeron que al igual que Zaragoza, ellos no querían pertenecer al basto imperio Carolingio. Doblemente humillado, el Emperador arraso la ciudad procediendo a su saqueo. Encontrándose en zona hostil puso rumbo al norte de los Pirineos saqueando todo lo que encontró a su paso. Roncesvalles es un embudo. El Emperador pasa con el grueso del ejercito por un camino en el que no se pueden cruzar dos carros. El paso es lento y el caballero Roldan, sobrino del Emperador queda a la custodia del botín junto con un abundante grupo de nobles y caballeros. Estos cierran la retaguardia. Los expoliados navarros y todos los sometidos por la fuerza con la colaboración de los nativos de la zona atacan con piedras, palos y armas cortas a los pesados caballeros. Roldan y su aguerrida tropa mueren a manos de pastores, campesinos y soldados que luchan en su tierra. Roldan es pasado a cuchillo, como él había hecho antes con los pamplonicas. Fin de la historia.En la Canción de Roldan, escrita algún que otro siglo después, son los musulmanes los que atacan, Roldan se defiende y herido de muerte, hace sonar su trompa de guerra, Olifante, mientras que con su espada Durandal despedaza las rocas en vano intento de evitar el tener que rendirla. Al no conseguirlo y con el último hilo de vida, lanza la espada que parte en dos la cresta ubicada al sur de Gavarnie, a viarios cientos de kilómetros. Por lo visto rebotó y cayó sobre el Puig Campana. De esta historia, el Tajo.

0 comentarios: