El gigante Roldán y su amada

martes, 30 de diciembre de 2008


En tiempos remotos vivía en la sierra un gigante llamado Roldán. Era el dueño y señor de aquellos solitarios parajes que él recorría libremente. Se había construido una tosca cabaña para guarecerse cuando las inclemencias del tiempo así lo exigían. El poderoso Roldán era indiscutiblemente el rey del Puig Campana.

Pero, a pesar de todo, no era Roldán un ser alegre sino más bien parecía taciturno, casi triste. Vagaba errante y solitario en busca de algo que le faltaba a su vida, en busca de algo que le explicara su razón de ser. Un día, mientras caminaba hacia el mar para bañarse, se encontró con una jovencita tan bella como lo son todas las heroínas de leyendas.

Desde este instante ya no se separaron. Roldán la condujo a su cabaña que, su gran amor, sabría transformar en un refugio grato para ella. Los dos gozaban de una felicidad perfecta. Dormían bajo las estrellas y vivían con el canto de los pájaros.

La dicha les duró poco, puesto que un día se enteró de que una profecía dictaminaba que, cuando ese mismo día el último rayo de sol abandonara su cabaña, su amada moriría.

El coloso se irguió en toda su extraordinaria estatura y con fiero ademán amenazó al sol que, indiferente a su desesperación, caminaba hacia el ocaso con el mismo esplendor de siempre. Enloquecido, ciego de dolor, salió volando hacia la cumbre del “Puig Campana” tras cuya ladera iba ocultándose el astro del día. De un furioso puntapié arrancó un enorme pedazo que salió por los aires y fue a caer en el mar. De esta manera le regaló a su princesa unos minutos más de vida juntos.

Como testigo de esta historia de amor queda nuestra isla de Benidorm. Roldán siguió el camino hasta ella con su amada en brazos hasta morir ahogado en delirios de amor.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

q hermosa historia romantica, es d algun libro? cariños...

un abrazo

poul_mc@hotmail.com

buen blogg!!!