un rayo de sol

domingo, 21 de diciembre de 2008


Aunque no sonaba el despertador, aunque nada le urgía en aquel nuevo día, ella despertó. Hasta el dormir le dolía, parecía que los muelles se le clavaban por todo su cuerpo hiriéndole el alma.
Abrió la ventana, pero nada cambió. El día yacía igual de oscuro que su vida desde hacía algunos días. El aire cargado de pena se podía cortar, se ahogaba al respirarlo.
Parecía que su piel había muerto, ya no había nada ni nadie que la acariciara. Nada que la hiciera estremecerse. Lo único que revivía su sentido táctil eran aquellas lágrimas, que no habían dejado de brotar de sus ojos y resbalar por sus mejillas. Gota a gota su alma se inundaba, iba siendo sepultada en toneladas de sal.
Un giro radical: de la felicidad a la tristeza, del amor a la soledad, del calor al frío, del blanco al negro, de sonrisas a llanto, del día a la noche.
Salió a la calle temiendo que esas cuatro paredes se le cayeran acabando por fin con ella.
Se sentó en el parque y observó lo único bello que vio a su alrededor: una rosa en flor en pleno invierno. Fue entonces cuando salió un rallo de sol que iluminó a la rosa y a ella misma. La brisa le susurró una melodía a su oído..."cuando brille el sol te recordaré si no estas aquí, cuando brille el sol olvidate de mi"...y la primera sonrisa tras meses de tristeza apareció en su rostro.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

"...no quiero robarte el corazón
yo no quiero que llores por mí
cuando no esté junto a ti..."

--> "...un rayo de sol oh, oh, oh. En mi corazón, oh, oh, oh..."